martes, 29 de diciembre de 2009

Sobre la Navidad

Al final, una entrada sobre la navidad. Hace tres años puse una; FELIZ NAVIDAD CARAJO... TOL MUNDO FELIZ, tomando el texto de felicitación de un amigo, este año, salvo un sms que se me ocurrió en un centro comercial y que envié a mis amigos y los días de descanso que me he tomado para estar con mis hijos y mi pareja. Entre mi agnosticismo y en lo que se ha convertido estas fiestas, trato de pasar lo mas sigilosamente posible. Trato de disfrutar de las comidas y cenas con mi familia, me encantaría algo mas intimo, mas cercano. Hoy me he encontrado con este chiste gráfico en el blog de Alfonso Alcántara; YORIENTO, y la verdad que me ha hecho reir un rato, así que aquí lo tenéis....

Cuenta la tradición Theravada que fue en el silencio de medianoche: cuando la primavera nace, duerme y sueña la reina Maya. Ve descender de los cielos un elefante blanco. Seis colmillos irradian luz. Maya siente penetrar en su seno un torrente de vida. Vacila por la fragancia y se apoya en un bambú. Estremecido su costado, se abre sin herida y, envuelta en tules variopintos, aparece la criatura. Nació Siddhartha Gautama, al que llamarán el Buda o Iluminado: “Desde ahora, dice puesto en pie, me llamarán Bienaventurado en todo el mundo”.

Extraído de: REINTERPRETAR LA NAVIDAD: 4 METÁFORAS DE NATIVIDADES

VIVIR Y PENSAR EN LA FRONTERA (Blog de Juan Masiá)


Mitakuye Oy Asin

Erlik Khan

martes, 15 de diciembre de 2009

ODIO


Esta mañama he recibido un e-mail de un buen amigo con este Poema, que refleja casi fielmente lo que pienso yo sobre este tema, ' el Odio' y quiero compartirlo con vosotros. Gracias Miguel.



'El genio de la multitud'

Hay suficiente traición y odio, violencia,
necedad en el ser humano
corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan
en la guerra
son -AL FINAL- aquellos que
predican
PAZ.
Aquellos
que hablan de Dios
necesitan a Dios.
Aquellos que predican paz
no
tienen paz.
Aquellos que predican amor
no tienen amor.
Cuidado con
los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que
están siempre
leyendo libros. (.... Uyyy ¡¡¡ me pillaron... ;o) )
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que
censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con
aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada solos.
Cuidado con
el hombre corriente
con la mujer corriente.
Cuidado
con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un
genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte,
como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender
la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.

Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es incompleto
y entonces te odiarán.

Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
Su mejor
ARTE.


de Charles Bukowski


Yo, de vez en cuando.... tambien Odio. :o/
Mitakuye Oy Asin
Erlik Khan

jueves, 10 de diciembre de 2009

Disfrutando de Paris



Aprovechando este puente laaaargo, mi pareja y yo nos hemos ido a dar una vueltecita por Paris, y mi expresión al ver esta ciudad ha sido la misma que esta gargola de Notre Dame. Me ha encantado la ciudad, sus monumentos... su vino caliente.... que en mas de una ocasión me calento las madres.... menos mal que con el calor, el alchohool termina evaporandose que si no.... jejeje.

Mitakuye Oy Asin

Erlik Khan
Posted by Picasa

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La Posada


Alguien pasea por las calles de su ciudad. Todo le parece familiar aquí, y una sensación de seguridad lo acompaña, y también de leve tristeza. Porque muchas cosas mantuvieron su secreto ante él, y una y otra vez se encontró con puertas cerradas. A veces hubiera querido dejarlo todo y marcharse, lejos de aquí. Pero algo le sujetaba , como si estuviera luchando contra un desconocido y no pudiera separarse de él antes de conseguir su bendición. y así se siente prisionero de ir hacia adelante e ir hacia atras, entre marcharse y permanecer.
El Hombre llega a un parque y se sienta en un banco. Se apoya contra el respaldo, respira profundamente y cierra los ojos. Deja estar la larga lucha, se fía de su fuerza interior, siente que se va calmando y entregando, como una caña al aire, en harmonia con la variedad, el vasto espacio, el largo tiempo.
Se ve a si mismo como una casa abierta. Quien quiera entrar, puede venir; y todo el que llega, trae algo, se queda un rato y luego se va. De esta manera, en esta casa hay un continuo venir, traer, permanecer y partir.
El que llega nuevo y trae algo nuevo, envejece mientras permanece, y finalmente vendrá el tiempo de su partida. También llegan muchos desconocidos a su casa, que durante mucho tiempo estaban olvidados o excluidos, y también ellos traen algo, se quedan un rato y luego se van. Y también llegan los gamberros, a quienes preferiría prohibirles la entrada, y también ellos aportan algo, encuentran su lugar, se quedan un rato y vuelven a partir. Quienquiera que venga, siempre encuentran a otros que llegaron antes que él o que vienen después de él. Y como son muchos, cada uno tiene que compartir. Todo el que tiene su lugar, también tiene su limite. Todo el que quiera algo también tiene que acomodarse. Todo el que haya venido, puede desarrollarse mientras permanezca. El llegó porque otros se fueron, y se ira cuando otros vengan. Así, en esta casa, hay tiempo y espacio suficiente para todos.
Estando así sentado, se siente a gusto en su casa, sabiéndose unido a todos los que vinieron y vienen, aportaron y aportan, permanecieron y permanecen, partieron y parten. Aquello que antes estaba inacabado, ahora le parece completo; percibe que una lucha termina y que hace posible la despedida. Aún espera el momento justo. Después, abre los ojos, echa una ultima mirada a su alrededor, se levanta y se va.

Bert Hellinger

extraido del Libro "Felicidad Dual" Bert Hellinger y su psicoterapia sistemica.
pag 110
escrito por Gunthard Weber
editorial Herder


Mitakuye Oy Asin
Erlik Khan

martes, 1 de diciembre de 2009

El Ser Humano, Un Animal que a veces Razona


Después de la ultima entrada, me encontré con el blog " El destino del Iscariote" que aunque subcrito a sus entradas, hacia tiempo que no lo visitaba, hace un par de días leí su ultima entrada. "Contra Hipatia", entrada que con su permiso reproduzco en su totalidad. aun asi hay unos cuantos puntos que me llamaron la atencion y con los que coincido.

[...] Tendemos a creer que todo el mundo es tan civilizado como nosotros. [...]

[...] uno de los errores que solemos cometer es tratar de inculcar esos saberes en personas que no disponen de esos cimientos necesarios. Tratamos de exportar democracia a regiones en las que pensar que la Tierra no es plana es una locura blasfema inconcebible [...]

[...] hemos olvidado que la razón no siempre convence, porque a veces no es bienvenida. Mäs que olvidarlo, muchos no pueden concebirlo, lo que nos pone en clara desventaja. [...]

[...] El error de Hipatia, de Alejandría y previsiblemente el de occidente es el mismo: menospreciar la capacidad humana para la barbarie [...]

[...] El ser humano,[...] Un animal que a veces razona, [...]

[...] Hipatia somos todos los que nos encerramos en nuestras convicciones razonadas mientras otros gritan sus creencias. [...]

[...] Hipatia murió porque las personas buenas no están dispuestas a defender sus ideas con sangre, y las personas fanáticas sí. [...]

Pondría más cosas sacadas de los comentarios de los participantes, pero mejor que seáis vosotros quien lo leáis,
Tenemos un problema muy gordo... y es creer en el pensamiento unitario, que todos pensamos de una forma mas o menos parecida, tendemos a despreciar el modo de pensar de los otros creyendo que el nuestro es el único valido, puede que asi sea, pero los otros...los de pensamiento diferente ... piensan lo mismo que nosotros.

Contra Hipatia

Introito

Lo malo de querer saber un poco de todo es que nunca sabes demasiado de nada. Uno termina teniendo nociones en vez de conocimientos, y debe andar con cuidado para no embarrarse. Por poner un ejemplo al caso, no soy ni siquiera un profano de la Historia, mucho menos de los pormenores de la antigua. Vamos, que (como habrás adivinado por el título, esta entrada va sobre Ágora) no entro ni salgo en si Amenábar se toma licencias, miente o interpreta, que me queda bastante grande y que los que saben ya dicen. Pero hoy, por fin, he podido ir a ver la película, en un pase a media tarde y con otras diez personas en la sala.

Hay quien quiere ver en la cinta un alegato contra el cristianismo, cuando lo es contra la barbarie. No sé si es común la creencia de que el cristianismo se extendió por el mundo occidental sin controversias, o si nadie es capaz de relacionar las Guerras de Religión con la religión predominante, pero en mi ignorancia pensaba que era materia común conocida que la implantación de una religión tan iconoclasta como el cristianismo primitivo, en un mar greco-romano de creencias laxas, había sufrido episodios claroscuros. La repercusión entre los círculos creyentes más exaltados me hace ver que, más bien, es al contrario y ni siquiera ellos recuerdan los cismas, declaraciones de herejía y persecuciones a las que ha asistido este continente.

Parece que sólo existen dos opiniones posibles: o el cristianismo destruyó el saber antiguo y obstaculizó el progreso científico hasta que la enmienda a la totalidad lo amenazó realmente y tuvo que tragar, o en realidad fue el garante de los sabios y su sabiduría, asimilándola y enorgulleciéndose de ella, y dejando las bases listas para la explosión del conocimiento de los últimos siglos. La realidad, siempre tozuda, decide que se trata de un poco de ambas. La primera por fanatismo, la segunda por necesidad.

Pero decía que, en mi opinión, la cinta trata de violencia. O de algo más profundo que la subyace.

Cuando la razón no vale

Los ateos, que comemos niños por la mañana, gustamos controlar mentes por la tarde. No se lo vayan a decir, pero me ha costado mucha concentración convencer a Santiago Navajas de que fuera a ver la película, publicara hoy un comentario sobre ella y destacara justo la frase que yo quería destacar. Y todo esto sin que él lo sepa. Las respuestas que recibe, loas a César Vidal incluidas, ya no son cosa mía.

Realmente sólo se puede sacar algo en claro de Ágora si le damos la vuelta al celuloide y mirando su envés prestamos atención a lo que el director trata de enmascarar. El momento clave ocurre cuando el asalto de la turba cristiana a la Biblioteca, donde se han refugiado los politeístas y uno de éstos exclama algo así: “Pero, ¿de dónde han salido tantos cristianos?” Sin embargo, toda la película mira hacia otro lado. Los desesperados, los explotados, los masacrados… el gran magma de la esclavitud sobre el que se había edificado la civilización griega y, posteriormente, la romana encontró en el mensaje cristiano de la igualdad esencial de los seres humanos el pivote revolucionario sobre el que iba a edificarse el cristianismo, para sorpresa de restos aristocráticos que, como Hipatia, habrían aprendido de Aristóteles que la esclavitud es “por naturaleza”.

Cuando uno cuenta una historia, no puede contar todo lo que acompaña a esa historia o tendría que contar el cuento desde que el mundo es mundo. Sin embargo, sí que he echado de menos una explicación a la explosión del cristianismo, aunque realmente hubiese estado bastante fuera de lugar: si la idea era mostrar el relato según los ojos de Hipatia y los suyos, decir que se dieron de bruces con la realidad no me parece muy descabellado. La realidad, en este caso, fue una ola de destrucción.

¿De dónde han salido tantos cristianos? Claramente, de un mundo en el que tener razón no era suficiente, seguramente porque antes de la satisfacción intelectual el ser humano tiene otras ansias que saciar. En ocasiones se nos acusa a la izquierda de justificar actos que sólo tratamos de entender. En este caso, hagamos de abogado de Cirilo.

El cristianismo tiene razones que la razón no entiende

En realidad tanto el cristianismo como Cirilo e Hipatia son meras etiquetas plausibles históricamente, pero el conflicto es mucho más profundo. Se dice bastante a menudo que ciencia y religión son incompatibles, o que son perfectamente complementarias. Yo me suelo inclinar más bien por la primera, porque seguramente tengo una opinión sobre la religión bastante negativa, pero sé reconocer la realidad de la segunda. Nadie negará que un occidental del siglo XXI puede ir a misa un domingo y a trabajar a un laboratorio de física elemental un lunes perfectamente, sin tener una encarnizada lucha interna. Cuando los que lo afirmamos decimos que ciencia y religión son incompatibles nos referimos más bien a que sus fundamentos lo son. Revelación y razón son dos términos bastante contradictorios, así que no es de extrañar que sus derivadas (religión y ciencia) entren en conflicto.

Tendemos a creer que todo el mundo es tan civilizado como nosotros. Sabemos qué son las estrellas y la Luna, y qué es un planeta, y lo sabemos más allá de toda duda. Hemos vivido y estudiado distintos sistemas de gobierno y separaciones entre creencias y leyes, y hemos estudiado sus consecuencias. Nuestra propia Historia ha ido poniendo al hombre más y más por encima de otras consideraciones. Lejos nos quedan los tiempos en que la gente se mataba por pensar diferente sobre esos asuntos que ya creemos superados, pero esa superación es una ventaja con la que contamos que muchas veces pasamos por alto. Para llegar a ese estadio antes tenemos que poner muchos pilares, y uno de los errores que solemos cometer es tratar de inculcar esos saberes en personas que no disponen de esos cimientos necesarios. Tratamos de exportar democracia a regiones en las que pensar que la Tierra no es plana es una locura blasfema inconcebible. Hay literalmente millones de personas que nunca creerían que se puede ir a la Luna porque sencillamente no pueden.

También ocurre al contrario. Una de las razones por las que me hice ateo es que si dios existiera sentía que debería ser algo tan grande que no contemplaba lugar o situación en que él no debiera estar presente en toda mi vida. Si tenía que creer, debía hacerlo contra evidencia pues en caso contrario, ¿qué valor tiene? Miré alrededor y elegí en conciencia, pero algunas cosas permanecen. Soy de los que opinan que hay que ser consecuente, y eso implica, por ejemplo, que crea tremendamente equivocadas las soflamas homófobas que vienen de parte de la Iglesia, pero entienda las razones que llevan a sostenerlas. Cuando uno se ve superado por una idea como la de dios, el hecho de que las personas se equivoquen o sufran pierde perspectiva y es irrelevante. Afortunadamente, el asunto religioso en este oasis occidental ya no se lleva de ese modo, porque ya casi nadie ve a dios así. Desgraciadamente, este oasis es limitado. Pero el problema es que los que vivimos en él hemos olvidado que la razón no siempre convence, porque a veces no es bienvenida. Mäs que olvidarlo, muchos no pueden concebirlo, lo que nos pone en clara desventaja.

Cirilo tenía múltiples razones. Tanto él como muchos otros, en tanto su propio sistema de creencias y su valoración del mundo le hacían creer que actuaba rectamente, y en cuanto carecía de la capacidad argumental de entender su error. Esto, lejos de ser una justificación, es un punto de partida. Porque si la idea es minimizar los efectos fundamentalistas de las religiones, primero hay que diagnosticar el problema aunque nos disguste.

Hipatia somos todos

El error de Hipatia, de Alejandría y previsiblemente el de occidente es el mismo: menospreciar la capacidad humana para la barbarie. El ser humano, a mi juicio, no es bueno ni malo por naturaleza, sino animal. Un animal que a veces razona, como ya he dicho otras veces, lo que no lo convierte por arte de magia en un animal racional. En determinadas circunstancias su genio aflora y da a luz cosas como una revolución copernicana, las Leyes de Mendel o el Coliseo, pero para eso necesita de cierta estabilidad exterior y capacidad para dudar e innovar. Damos por hechas esas condiciones, pero son relativamente poco numerosas desde que bajamos de los árboles. Pero cuando se producen los que las viven suelen olvidar de dónde salieron o qué las rodea.

En occidente, como en las élites de cada gran imperio justo antes de caer (el catastrofismo no era mi objetivo, no me malinterpretéis), damos por sentadas esas condiciones hasta el punto de que, como en la película, no enfrentamos la realidad. Como en la película, los librepensadores comentamos ciertas alertas vagas (homosexualidad y catolicismo, penetración de la sharia…) como si no pasasen a dos calles de nuestras casas, y en nuestros círculos de confianza y sin atrevernos a afrontar un cara a cara. La idea de que dios te respalda, por el contrario, azuza la dignidad de los creyentes, que sostienen públicamente sus ideas con la convicción que sólo el convencimiento íntimo y la incapacidad para siquiera suponerse equivocado conceden.

Hipatia somos todos los que nos encerramos en nuestras convicciones razonadas mientras otros gritan sus creencias. Hipatia somos los que nos encontraremos, más pronto que tarde, a la barbarie fundamentalista de vuelta derribando nuestras puertas. Porque es algo tremendamente humano que no necesita de nada más que de destrucción de ciertas categorías mentales, un ejercicio que las sociedades demasiado acomodadas gustan de promover y las que viven incómodas realizan todos los días.

La lectura entre lineas diría que hablo de islam, o de su santa alianza con el catolicismo, pero en realidad voy mucho más allá. En toda idea autoritaria se repiten los esquemas: la implantación de nuevas categorías de pensamiento mediante un discurso pretendidamente razonado y amable acompañada de fanatismo en la ejecución y altanería en la confrontación. El poli bueno y el poli malo, en versión antigua. El cristianismo, en este asunto y salvando las distancias, no es muy diferente a un comunismo o a un nazismo muy pulido por los siglos. Pero la capacidad de crear monstruos no ha acabado ni, me atrevo a aventurar, acabará: no creo que exista un mecanismo biológico que nos empuje a la razón abandonando la revelación.

Hipatia murió porque las personas buenas no están dispuestas a defender sus ideas con sangre, y las personas fanáticas sí. Ese principio universal sigue siendo válido hoy, y el grado de fanatismo de la diferentes comunidades humanas no ha descendido demasiado a pesar de lo que pensemos aquí o de lo que hayamos progresado, como tampoco ha cambiado nuestra aversión como librepensadores a la violencia innecesaria.

Pero a lo que no tenemos derecho ya es a callar.


Mitakuye Oy Asin

Erlik Khan

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